19.5.09

Orar en las crisis

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Meditacion diaria tomada de EnContacto


Leer | Números 21.6-8

¿Cuándo fue la última vez que usted se arrodilló y clamó a Dios por el problema de otra persona? Estamos con frecuencia tan concentrados en nuestras ajetreadas vidas, que no somos capaces de ver las cosas que otras personas están sufriendo. Estoy hablando de situaciones que no afectan en absoluto a nuestra familia inmediata, como son la de un soldado que conocemos que fue enviado a la guerra, o de un ataque terroristas contra nuestro país. Pero, ya sea que las circunstancias afecten a perfectos desconocidos, o a algo que nos toca de cerca, ¿no nos parece muchas veces que el problema es demasiado grande para que la oración de una persona pueda servir de algo?

Ésta es una mentira que viene directamente de Satanás, quien quiere que creamos que los grandes desastres y tragedias son demasiado inmensos para que nuestras oraciones tengan algún efecto. La Biblia dice lo contrario. Santiago 5.16 nos asegura que “la oración eficaz del justo puede mucho”. Y en el v. 17 nos da un ejemplo convincente: “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses”.

El Dios todopoderoso tiene el poder de sanar, traer paz y cambiar las circunstancias. Y Él ha decidido que sus hijos participen en el proceso por medio de la oración. Él nos manda a hablar con Él de todo (Fil 4.6) y promete oír cuando el pecado no bloquea nuestra comunicación (Sal 66.18).

La próxima vez que usted se entere de una tragedia o de un problema de otra persona, rechace la tentación de distanciarse del asunto. Permita que la noticia se convierta en un catalizador para la oración.

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